sábado, 17 de julio de 2010

Manual del usuario necesario

Hoy fue un día muy peculiar. Fui con Sam a cambiar mi estúpido boleto de autobús (nótese la ira acumulada por no haberme ido hace 1 semana y en general por lo extra que me esta costando). Al parecer, a pesar de que ambas ciudades están básicamente a la misma distancia de Monterrey, es considerablemente más barato ir a Houston que a Dallas. Entonces me cambiaron mi boleto que antes era para Dallas por una salida a Houston el próximo viernes. La diferencia son como 300 pesos, que claro, nunca voy a ver.

Después fuimos a ver celulares. No puedo explicar lo viejo y acabado que está mi celular, a veces se apaga solo, la pila no dura nada, hace sonidos raros al azar, a veces me dice que no tiene chip cuando estoy muy segura que ahí está, y en general en muchas ocasiones no tiene señal. Pequeño pedazo de chatarra electrónica. Fui a la guarida de Satán, mejor conocida como Telcel, pero no me convencieron mucho. Igual no tengo ni peso ahora, a ver si puedo conseguirlo para mi cumpleaños, pedírselo a Santa o ya de plano al conejo de pascua.

Después decidimos ir por unos smoothies de la sultana, de esos de mango y chamoy. En verdad no hay palabras para decir lo mucho que me gustan y lo bien que caen con este clima. Después de eso caminar otro rato, despedirme de Sam y ponerme en dirección a mi siguiente parada.

Hoy la esposa de mi hermano iba a salir de la ciudad, entonces mi hermano reclutó toda la ayuda que pudo para cuidar a su hijo, hermoso bebé de 1 mes y 4 días. Supuestamente unas primas iban a ayudar, pero creo que nunca aparecieron o algo así. Mi madre tampoco es de mucha ayuda con ese bebé, ya que al parecer ha perdido la práctica (o eso dice ella). Entonces fue mi turno de darle de comer, ponerlo a repetir, acostarlo, consolarlo cuando lloro y cosillas más. Nunca tuve hermanos menores o primitos cercanos, entonces está es en verdad mi primera experiencia con un bebé. Y como dice el título, en verdad me serviría el manual de usuario.

Pero no fue una tarea dura y nada de quejarse, menos cuando se trata de mi sobrino. Además, el niño es adorable, casi no llora, y es, creo yo, listo para su corta edad. Le gusta la música clásica que le ponían antes de nacer, y estoy casi segura que le gusta que le canten.

Me tocará ir tomando práctica, lamentablemente (para él) le ha tocado ser el sujeto de experimentación #1, pero no hay nada que no se pueda aprender. Aunque todavía me falta dominar el arte del cambio del pañal. Algún día... algún día...

2 comentarios:

Pinkrobot dijo...

:)
Lo dije antes y lo digo ahora, creo que serías una excelente madre. Niégalo

anace dijo...

lo niego!
jajaja