miércoles, 1 de diciembre de 2010

Diiiiiicen

Dicen por ahí, lo he escuchado alguna vez, que todo en la vida tiene aspectos buenos y malos. Siento que se oye tan horriblemente prefabricado por una tarjeta de "mejórate pronto" de Hallmark, pero aún así también creo que tiene algo de verdad.

A mis 22 años puedo decir, creo yo, que he sido víctima de esa dualidad. Yo me refiero a esto como mis días buenos y mis días malos (no, no *esos* días).

En mis días buenos levantarse de la cama es fácil. Las mañanas son tolerables, la ducha es refrescante, el desayuno te prepara para el resto del día, y las cosas se ven con un poco más de color. A veces simplemente suceden, sin que alguien lo note, pero significan un paso más a la victoria personal y la superación. O algo así.

Tristemente están los días malos. La luz cala, es imposible levantarme de mi cama, y el que el alimento sea necesario parece un mito. Todo es intolerable, insufrible y mal intencionado. Soy presa de mis propias malas decisiones, de mis errores, mis trivialidades, fallas y omisiones. El juicio es eterno y preside el peor juez, yo misma.

Recuerdo momentos en el que cada día ha sido un buen día, y cuando eso pasa, en verdad me hace pensar que ya no habrá más de los malos, de esos que a veces tengo. Siento que soy libre y puedo vivir sin la obsesión y la paranoia. Pero no, eventualmente algo pasa, algo hago o dejo de hacer, y así el ciclo vuelve a empezar.

Sé que la proporción se ha inclinado hacia los días buenos en los últimos años, pero no puedo dejar de temerle a los malos. Sé que están ahí al acecho, y no puedo dejar de preguntarme si algún día se irán. Si alguien vendrá a llevárselos.

Esta semana se ha desperdiciado en días malos, y supongo que no es un buen momento para eso. Entonces hoy cuando me duerma desearé que mañana sea un buen día.

1 comentario:

Pinkrobot dijo...

hey hey, quieres otra frase prefabricada de hallmark?? cuando tengas un día malo, me puedes hablar a mí, al menos podemos odiar todo juntas

It's cheesy but it's true :)